Asuntos que nuestros hij@s aprenden en casa
No hay recetas infalibles sobre que enseñar a los niños en casa o fronteras claramente definidas sobre que cuestiones no académicas que debiesen aprender en nuestro hogar o en los centros educativos, pero partiendo del hecho de que como Padres y Madres nuestro objetivo de crianza es formar sujetos que funcionen felices en medio de una sociedad cambiante, recogemos de varios expertos algunos asuntos que nuestros hijos debiesen aprender de manera natural en casa.
Es claro que a los hijos hay que enseñarles de todo: a caminar, a hablar, a comer, a cuidarse, a relacionarse, a entender el mundo, … y asi en una lista interminable de asuntos funcionales para la vida. Además de eso, pretendemos enseñarles cuestiones trascendentes que les faciliten el tránsito existencial y aunque cada uno de nosotros desea hacer lo mejor posible, en alguna situación la sensación de improvisación, equivocación o frustración nos asalta. En esas enseñanzas no hay teorías, formulas o recetas inequívocas, aprenden ellos, aprendemos nosotros y con la suma de ese aprendizaje aprende la sociedad.
La complejidad en enseñar lo cotidiano a nuestros hijos radica en que es una actividad permanente, irrepetible e infravalorada. Lo que funciona en un hogar no funciona en otro, lo que es eficaz para una madre no lo es para otras, lo que es bueno para un chico no lo es para todos, lo que resulta inteligible para una chica no lo es para el resto. Asimismo, implica tanto método como contenido, y al no ser expertos pedagogos, alguno o ambos de estos conceptos se extienden o disminuyen en el diario vivir, sin contar con que en ocasiones no contamos con esas capacidades que pretendemos desarrollar en nuestros hijos, y por tanto, nos vemos abocados a aprenderlas primero.
Resumiendo la bibliografía que se puede observar al final del texto, aquellas capacidades que podemos desarrollar en nuestros hijos en el ámbito domestico son:
Autoestima: El objeto de los procesos formativos es que cada quien pueda desenvolverse por si mismo un universo inestable asumiendo las dificultades y con un grado considerable de satisfacción. Es necesario para ello un nivel de autoestima que aporte tanto la capacidad de aceptarse tal como uno es como con la habilidad para buscar aquello que le falta. Seguridad y confianza entonces se muestran como pilares de la estima propia, siendo los padres y madres quienes la alentados, la aportamos y la otorgamos en el diario devenir. Aceptar los hijos sin idealizaciones o menosprecios son el legado de autoestima que podemos aportar.
Conciencia: La capacidad para dirigir la atención a nuestro mundo interior es uno de los primeros pasos para conducirnos y convertirnos en personas con capacidad de enfrentar victoriosamente cada circunstancia. Cuando a los niños les enseñamos a identificar sus emociones establecen conexiones, que según el foco en que se dirijan, permiten asociar la alegría, el enfado o la tristeza hacia un objetivo, lo que además supone una motivación ulterior que puede aportar armonía y la consiguiente tranquilidad feliz.
Carácter: El carácter es aquella manera de actuar que es resultado de la interacción con el medio, con la practica de las costumbres y en la correlación con las personas cercanas. La identidad de cada quien es su carácter, que no es definitivo al nacer y que se va conformando con el desarrollo. El entorno actúa y moldea a nuestros chicos pero no les determina, en cada situación diaria podemos las madres inculcar hábitos y rutinas que le permitan a los chicos formar su carácter y por tanto actuar de manera coherente en consecuencia.
Felicidad razonable: Querer la felicidad para si mismo o para otro es un exceso, incluye obtener todo aquello que se desea y teniendo claras nuestras limitaciones para la divinidad, es una obligación paternal y maternal enseñarle a los hijos que la mayor parte de la felicidad se encuentra básicamente en la aceptación de la realidad. Enseñar la distancia entre el estimulo y la respuesta, la temporalidad del placer o los tránsitos posibles por el sobrevenir terrenal son respuestas racionales que podemos trasmitir permanentemente en el desarrollo de otras múltiples acciones.
Respeto y empatía: Entendiendo éstos como la conjugación de miramiento, consideración o deferencia para con otros, es una combinación de capacidades que aprenden mejor nuestras hijas en el corriente acontecer. El respeto y la empatía tanto en su sentido filosófico como funcional, son capacidades humanas que se forman con la suma de las relaciones diarias hasta con lo inanimado. Las manifestaciones de ello las vamos motivando los padres: el que pida por favor, que manifieste un gracias, que escuche lo que le dicen diferentes personas, que observe las limitaciones de unos, que entienda las necesidades de otros, que aporte al beneficio de todos, son consecuencia de hechos sutiles que ven en lo cercano.
Toma de decisiones: Elegir entre múltiples opciones es la actividad recurrente de las personas en la sociedad: levantarnos o no, estudiar o trabajar, comer esto o aquello son eventualidades permanentes que tienen consecuencias y que determinan situaciones. Las madres, por tanto, en los hechos diarios promovemos procesos decisionales que, según como se realicen, son traducidas por los chicos condicionando su conducta. El escoger entre varias opciones, reflexionar sobre las alternativas y asumir la responsabilidad sobre los resultados son fases que podemos introducir a las tantas actividades diarias que desarrollan.
Equilibrio entre justicia y libertad: La vida en sociedad requiere de una organización que actualmente está determinada en leyes, reglas o contratos, y el ser un sujeto honorable implica tener la capacidad para moverse dentro de ese marco, teniendo así mismo, capacidad para identificar aquello que no se somete a la racionalidad o que a pesar de estar determinado puede ser mejorado para ser más justo. Queremos hijos capaces tanto de cumplir normas como de cambiar aquellas desiguales y eso lo promovemos los padres y las madres al mostrar cuales existen, que buscan, para que se crearon y permitiéndoles también, cuestionarlas.
La educación de los más pequeños es la educación de la sociedad e implica el compromiso de todos !
Los aportes más representativos se han recogido de:
“Que hay que enseñar a los hijos”. Victoria Campos, Catedrática de Filosofía, moral y política. Editorial Proteus, 2010.
“Guía para padres y madres imperfectos que entienden que sus hijos también los son”. Tania García, asesora familiar, especialista en educación basada en el respeto. 2018
“Triple focus”. Daniel Coleman autor también de “Inteligencia emocional” y Peter Senge autor de “Focus”. Editorial Grupo Zeta, 2015.
